Aquí uno, que va “listo de papeles”, va y le toca en la pasada jornada electoral, presidente de una mesa, pero no en el colegio de al lado de su casa en Sevilla, como a todo el mundo, sino a mil y pico de kilómetros, en S/C de Tenerife. Y se preguntaran ustedes, y como es eso, les cuento. El Oliva, como frecuenta mucho la isla por tener una familia política insular, se le ocurrió, muy listo él, empadronarse en S/C de Tenerife, por aquello de la bonificación del 50 % que tienen los residentes en los billetes de avión, y claro aquellos lodos, trajeron estos polvos.
Mi jornada electoral empezaba 24 horas antes que el resto de votantes. El sábado 26 aterrizaba en Tenerife procedente de Sevilla, tras un vuelo infernal vía Las Palmas de G/C y acompañado por 80 jubilados catalanes del IMSERSO, del aeropuerto directamente a Casa Pedro, popularmente conocido como “El Crusantero”, uno de los mejores guachinches de la isla, donde me homenajee con un buen escaldón y una cuartita de vino del país. Al tema de los guachinches de Tenerife y su gastronomía le dedicaremos un post en breve.
En cuanto a la jornada electoral, transcurrió con normalidad. A las 8.00 h en punto estaba ya en la puerta de la Junta de Obras del Puerto, el represéntate de la Junta electoral, nos informo del funcionamiento de la mesa, así como de las atribuciones legales que teníamos, desconocía que un presidente de mesa en un colegio electoral, es algo así como un capitán en su navío o un comandante en su avión, vamos el dueño del cortijo. A mediodía, cuando ya las horas hacían mella, al presi vecino, le trajo su hijo una botellita de rioja, así como jamón serrano y quesito manchego, viandas que amablemente compartió con los otros presidentes y vocales. Me tocaron dos vocales muy competentes y el recuento de votos fue fluido, aunque eso no impidió, que entre que rellenabas actas y las entregabas en el juzgado, terminara a la 1,30 h de la madrugada.
De esa jornada, que debido al ambiente entre vocales, interventores y presidentes fue muy amena, saco dos conclusiones.
1º.- Que no esta pagado, el servicio que obligatoriamente, por sorteo, y bajo amenaza de multa prestan los ciudadanos.
Ya que haciendo un simple calculo desde las 8.00 h de la mañana hasta la 1.30 h de la madrugada van 17.00 horas, si 17 HORAAAS. Las dietas que te pagan ascienden a 53,35 €, es decir, 3,15 €/hora, es de coña. Con los sueldazos que tienen tanto políticos como funcionarios en este país, a los ciudadanos que trabajan un domingo 17 horas, para que ellos chupen del vote otros 4 años les pagan a quinientas pesetas la hora.
2º.- Que al igual que en otros países, el voto, a la vez que es un derecho, también debería ser una obligación. Y que en caso de incumplimiento de la misma, fuese castigado con multa
El lunes 28 acababa mi jornada electoral, y antes de coger el avión a Sevilla, y con objeto de reponer las fuerzas, me invitaron a comer a “Los huevos duros”, restaurante m regentado por un gaditano, cuya especialidad es el arroz con bogavante, aunque en esta ocasión me tuve que conformar con un buen chuletón de buey, de los que les gustan al enano. En cuanto al vuelo, esta vez, cambie los jubilados por ocho niños de entre 1 y seis años que me rodeaban por todas partes, que hicieron más infernal si cabe, este vuelo que el anterior.
Mi jornada electoral empezaba 24 horas antes que el resto de votantes. El sábado 26 aterrizaba en Tenerife procedente de Sevilla, tras un vuelo infernal vía Las Palmas de G/C y acompañado por 80 jubilados catalanes del IMSERSO, del aeropuerto directamente a Casa Pedro, popularmente conocido como “El Crusantero”, uno de los mejores guachinches de la isla, donde me homenajee con un buen escaldón y una cuartita de vino del país. Al tema de los guachinches de Tenerife y su gastronomía le dedicaremos un post en breve.
En cuanto a la jornada electoral, transcurrió con normalidad. A las 8.00 h en punto estaba ya en la puerta de la Junta de Obras del Puerto, el represéntate de la Junta electoral, nos informo del funcionamiento de la mesa, así como de las atribuciones legales que teníamos, desconocía que un presidente de mesa en un colegio electoral, es algo así como un capitán en su navío o un comandante en su avión, vamos el dueño del cortijo. A mediodía, cuando ya las horas hacían mella, al presi vecino, le trajo su hijo una botellita de rioja, así como jamón serrano y quesito manchego, viandas que amablemente compartió con los otros presidentes y vocales. Me tocaron dos vocales muy competentes y el recuento de votos fue fluido, aunque eso no impidió, que entre que rellenabas actas y las entregabas en el juzgado, terminara a la 1,30 h de la madrugada.
De esa jornada, que debido al ambiente entre vocales, interventores y presidentes fue muy amena, saco dos conclusiones.
1º.- Que no esta pagado, el servicio que obligatoriamente, por sorteo, y bajo amenaza de multa prestan los ciudadanos.
Ya que haciendo un simple calculo desde las 8.00 h de la mañana hasta la 1.30 h de la madrugada van 17.00 horas, si 17 HORAAAS. Las dietas que te pagan ascienden a 53,35 €, es decir, 3,15 €/hora, es de coña. Con los sueldazos que tienen tanto políticos como funcionarios en este país, a los ciudadanos que trabajan un domingo 17 horas, para que ellos chupen del vote otros 4 años les pagan a quinientas pesetas la hora.
2º.- Que al igual que en otros países, el voto, a la vez que es un derecho, también debería ser una obligación. Y que en caso de incumplimiento de la misma, fuese castigado con multa
El lunes 28 acababa mi jornada electoral, y antes de coger el avión a Sevilla, y con objeto de reponer las fuerzas, me invitaron a comer a “Los huevos duros”, restaurante m regentado por un gaditano, cuya especialidad es el arroz con bogavante, aunque en esta ocasión me tuve que conformar con un buen chuletón de buey, de los que les gustan al enano. En cuanto al vuelo, esta vez, cambie los jubilados por ocho niños de entre 1 y seis años que me rodeaban por todas partes, que hicieron más infernal si cabe, este vuelo que el anterior.
1 comentario:
Eres la atípica persona a la que le pasa todo lo raro. En fin no hay mal que por bien no venga, y como veo que hasta de tu particular jornada electoral has sacado conclusiones, pues eso, que bienvenidas sean.
Saludos
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